Wednesday, September 12, 2012

José Antonio Ramos Sucre / The Vengeance of the God

The Vengeance of the God
by José Antonio Ramos Sucre

Translated by Guillermo Parra

     The excess of the inhabitants marred the fame of that pleasant land, dressed in flowers, broken by wild fountains, loved by the gauzy cloud and the paternal sun. It had a weird stone’s name and the sea as tributary in pearls.

     The God watched over the men’s crimes in the undeserving country, and hoped for the birth of a messenger of health and concordance, far from them, in the most umbrous jungle. He is born one night from the breast of a flower, by the lightning flash that paints a luminous stigma on his face. He’s raised under the care of the birds and the trees and by the kindness of the beasts.


     Those men receive the mission of virtue with daring actions and excesses and they pay the envoy with a trance of ignominious death. The God punishes them making the wealth of the land they sully bigger. He nourishes it with fatal treasures that are the unfolding of the sleeplessness of greed, who divide the people into angered bands of rich and poor. The new gifts infest with vengeful hatreds and populate with expiatory bones.

La torre de Timón (1925)
http://venepoetics.blogspot.com/




José Antonio Ramos Sucre
LA VENGANZA DEL DIOS

    El desafuero de los habitantes afeaba la fama de aquella tierra amena, vestida de flores, rota por manantiales ariscos, amada por la nube de gasa y el sol paternal. Tenía el nombre de una piedra rara y al mar de tributario en perlas.
    El Dios velaba el crimen de los hombres en el inmerecido país, y quiso el nacimiento de un mensajero de salud y concordia, lejos de ellos, en la más umbría selva. Nace una noche del seno de una flor, a la luz de un relámpago que pinta en su frente luminoso estigma. Crece al cuidado de las aves y de los árboles y al apego de las fieras.
    Aquellos hombres reciben la misión de virtud con atrevimientos y excesos y pagan al enviado con trance de muerte ignominiosa. El Dios los castiga engrandeciendo la riqueza de la tierra que mancillan. La nutre de tesoros fatales que son desvelo de la codicia, que dividen al pueblo en airados bandos de ricos y de pobres. Los nuevos dones infestan de odios vengativos y pueblan con huesos expiatorios.


La torre del timón, 1925


José Antonio Ramos Sucre
Obra poética
Buenos Aires, Sudamericana, 2001, p. 58







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