Sunday, September 16, 2012

José Antonio Ramos Sucre / The Herectics


The Heretics
by José Antonio Ramos Sucre
Translated by Guillermo Parra

     The maiden leans out to see the fields, to interrogate a tremulous distance. Her mind suffers the vision of the riders of extermination, described in the pages of Revelation and in a commentary of black stamps. 


     The popular voice decants the rain of blood and the eclipse and warns of the similitude with marvels of years past, contemporary to King Lear. 

     A captain, surly and insolent with his king, fixes the campaign tent, of crimson silk, amidst the ruins. The soldiers, the devils of war, reveal the soot from the fire or from hell on their arid complexion and red hair. A schemer, usurper of the Harlequin suit, persuades them to licentiousness and supplies them with pinchbeck and paper coins.

     The maiden moves the crowds away from the enemies, spending her nights in prayer. They retreat in front of an indelible undergrowth, after vainly exhausting themselves in the aperture of a trail. The blow of their irons could find no seat and was lost in the emptiness.



El cielo de esmalte (1929)
http://venepoetics.blogspot.com/


José Antonio Ramos Sucre
LOS HEREJES
  
 La doncella se asoma a ver el campo, a interrogar una lontananza trémula. Su mente padece la visión de los jinetes del exterminio, descrita en las páginas del Apocalipsis y en un comentario de estampas negras.
    La voz popular decanta la lluvia de sangre y el eclipse y advierte la similitud con las maravillas de antaño, contemporáneas del rey Lear.
    Un capitán, desabrido e insolente con su rey, fija la tienda de campaña, de seda carmesí, en medio de las ruinas. Los soldados, los diablos de la guerra, dejan ver el tizne del incendio o del infierno en la tez árida y su roja pelambre. Un arbitrista, usurpador del traje de Arlequín, los persuade a la licencia y los abastece de monedas de similor y de papel.
    La doncella aleja la muchedumbre de los enemigos, prodigando las noches de oración. Se retiran delante de una maleza indeleble, después de fatigarse vanamente en la apertura de un camino. El golpe de sus hierros no encontraba asiento y se perdía en el vacío.


El cielo de esmalte, 1929

José Antonio Ramos Sucre
Obra poética
Buenos Aires, Sudamericana, 2001, p. 352





1 comment:

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